Ayer flaseé Android 5.0 a mi Nexus 4 -un modelo que ya tiene dos años-, y he podido comprobar como todas las cosas buenas que se dicen sobre esta nueva versión son ciertas. La interfaz es mejor, el uso ingente de animaciones por doquier no me resulta molesto porque se utilizan para explicar visualmente las transiciones de los elementos de la interfaz, el uso de batería ha mejorado enormemente, y mejorará más a medida que las aplicaciones hagan uso de las nuevas APIs, las notificaciones, runtime ART, etc. Me he topado ya con un par de crashes de aplicaciones del sistema, pero nada que se salga de lo habitual en una version .0.
Lo paradójico de Android 5.0 es que las mejoras son tan buenas, que ponen en evidencia una verdad impopular: Android 4.x era una castaña.
Seguramente muchos hayan leído alguna vez el mote burlesco "lagdroid", referente a la lentitud y falta de respuesta de la interfaz de Android. ¿Cuántas veces han escuchado a fans de Android decir que en esta nueva subversión, en este nuevo teléfono último modelo, el "lag" pasaba a ser historia? Pues no, el lag seguía ahí. Cierto, la respuesta de la interfaz mejoró mucho en las últimas versiones (especialmente con las mejoras de 4.3). Pero no dejó de existir.
La notable mejora de rendimiento del nuevo runtime java ART -que estaba en 4.4, pero sólo opcional en el menú para desarrolladores- es la mejor prueba de que hasta ahora, usar Android era usar un sistema lento. El propio Google cita, como característica de ART en 5.0, una interfaz con mejor respuesta. Y en esta versión se incorpora también un proceso dedicado a hacer las animaciones, para que sean siempre fluidas. Y hay que tener en cuenta que el salto de Dalvik a ART sea tan grande no implica necesariamente que ART tenga un rendimiento sobresaliente. Mientras tanto, los usuarios de iPhone y Windows Phone han disfrutado de una interfaz con buena respuesta desde el primer día.
Lo mismo se puede decir del uso de batería: Las mejoras de 5.0 son brutales (en gran parte, por el cambio a ART), y no responden a un paso adelante respecto a otros sistemas, sino a una puesta al día de Android.
Digo todo esto porque existe un intenso fenómeno de fandroidismo en Internet y un desprecio hacia Apple y a sus productos, que se venden a precio de oro a pesar de ser menos versátiles y menos capaces; y también hacia Windows Phone. Está muy bien usar Android -yo también lo uso-, pero el elitismo fandroidero sobra. Vistos los defectos de anteriores versiones de Android, comprar un iPhone o Windows Phone estaba plenamente justificado, y probablemente lo siga estando en muchas facetas. Aunque gracias a Android 5, eso si, en muchas menos.
16 de noviembre de 2014
5 de noviembre de 2014
Apple Pay, un ejemplo del valor de la integración
El pasado lunes 20 de Octubre empezó a funcionar Apple Pay, el sistema de pagos NFC para el iPhone 6. Es difícil predecir si va a tener éxito en EE.UU., donde Android es, también allí, mayoría; pero hay optimismo. Sin embargo, muchas reacciones en Internet han sido recordar que los pagos NFC ya están inventados, que Google Wallet existe desde 2011, y que si Apple Pay tiene éxito será debido al marketing, ese mago oculto al que Apple parece deber el no estar en la bancarrota. Se equivocan, Apple Pay no sólo es interesante, sino que es un buen ejemplo del estilo de trabajo de integración vertical de Apple.
Hay que empezar diciendo que hay mucha confusión sobre qué son exactamente los pagos móviles vía NFC. Muchos -Apple la primera- se empeñan en describirlo como algo de ciencia ficción, vanguardia tecnológica que casi debería hacernos llorar de emoción al usarla. Hay que dejarse de tanto humo: esto no es más que pagar las cosas, pero de otra manera. Pagar cosas no es emocionante, y no lo será nunca. En rigor, Apple Pay no es más que una manera de automatizar el uso de tarjetas de crédito, y el grandioso progreso que puede traer a la vida diaria es el de no cargar en el bolsillo con tarjetitas de plástico y/o dinero en efectivo: algo más bien poco importante. Los pagos NFC son una mejora marginal, una pequeña comodidad añadida, no una revolución.
Respecto a la fama de inventor, puede que los pagos NFC ya estén inventados, pero aparte del este asiático y otros países anecdóticos, apenas están extendidos, y desde luego estamos lejísimos de ver un país en el que una generación de niños crezca sin saber qué es una moneda. EE.UU., el imperio del consumo, no es una excepción. Quien popularice el uso de pagos telefónicos vía NFC será considerado allí como su inventor, guste o no.
Yendo al grano: ¿Qué tiene Apple Pay de interesante? Lo que más destaca es su seguridad y anonimato. En el mundo actual las empresas hay robos de millones de tarjetas que pueden usarse para fraude (especialmente en EE.UU., donde aun usan tarjetas de banda magnética). Para solucionar ese y otros problemas Apple Pay usa algo llamado "tokenización" (que también utiliza Google Wallet). Al activar una tarjeta, la red de tarjetas genera un número aleatorio, el "token". Este token se utiliza como identificador para hacer transacciones en lugar del número de tarjeta, evitando que las empresas tengan los números de tarjeta de sus clientes, e impidiendo así que alguien pueda robarlos y cargar gastos a la tarjeta.
Naturalmente, la mejora no está tan sólo en cambiar un número de tarjeta por uno de token, de ser así los atacantes pasarían a cargar pagos al token. La mejora está en que no es posible hacer una transacción sólo con el token, es necesario también un código específico llamado criptograma. Este criptograma, que posteriormente es cifrado con claves públicas proporcionadas por la red de pagos, incluye varios datos, entre ellos uno que identifique al dispositivo que usa el token. Pero además, cada criptograma sólo es válido para una transacción. El objetivo es que cada token sólo pueda usarse con una tarjeta determinada y con un dispositivo determinado para una transacción determinada. Los ataques a las bases de datos de las empresas pasan a ser inútiles, los datos extraídos de ahí no valen para nada, la única manera de cargar pagos ilícitos es atacar el teléfono de los usuarios e intentar conseguir el token y las claves asociadas, que ya de por si no es fácil. Atacar a millones de usuarios pasará a ser prácticamente imposible.
La implementación de todo este sistema en el iPhone se hace en gran medida en dos chips de hardware, uno de ellos el Secure Element, un chip para hacer pagos seguros utilizado en muchos dispositivos, como sensores NFC. Este chip almacena la información del token de las tarjetas de crédito y las claves de las redes de pago. El otro chip es el Security Enclave, específico de Apple (y que curiosamente funciona con un microkernel L4), dedicado a almacenar y procesar información crítica, como la identificación de las huellas dactilares de Touch ID. El encargado de hacer la transacción, a través del sensor NFC, es el Secure Element, pero sólo permite hacer pagos si lo confirma el Security Enclave, algo que hace tras comprobar que la huella dactilar del Touch ID se corresponde con las que tiene almacenadas. Todo el proceso del pago se hace por hardware, la CPU del iPhone jamás procesa datos sobre tokens o claves de ningún tipo, lo cual dificulta conseguir esos datos fácilmente mediante vulnerabilidades en iOS (el Secure Element no se puede acceder directamente).
¿Dónde están las ventajas sobre Google Wallet? Una de las más importantes es que muchas multinacionales de telecomunicaciones han vetado el chip Secure Element de los teléfonos que venden: quieren que el chip esté en la tarjeta SIM y así abusar de su posición para crear sus propias plataformas de pagos y controlar el sector . Esto no es culpa de Google, pero es consecuencia del modelo de Android, y Google Wallet se ha visto obligado a incorporar una implementación de un Secure Element virtual por software que puede conectarse a un Secure Element "real" que está en la nube de Google Wallet. Este ha sido uno de los principales obstáculos de Google Wallet. Apple, en cambio, controla su hardware, así que añade un chip Secure Element y punto, sin que nadie rechiste.
Aparte de esto, ¿dónde están la ventaja de Apple Pay? ¿No tiene Google Wallet también tokenización? Si, pero Apple Pay tiene aquí otra ventaja: la privacidad. En Apple Pay el número de tarjeta de crédito o los detalles completos de la transacción no están disponibles ni en el iPhone ni en los servidores de Apple Pay, ni se utilizan en ningún momento a lo largo de una transacción, ni Apple sabe ni puede saber nada de lo que compras en ningún momento. Con Google Wallet, Google tiene acceso a tus números de tus tarjetas de crédito -puedes verlas en la web- y a todas tus transacciones: datos que Google accederá sin complejos para personalizar anuncios. A grandes rasgos, Apple Pay sólo es un wrapper del sistema financiero actual, proporciona lo necesario para que las tarjetas de crédito hagan pagos NFC, pero más allá de facilitar el pago no se mete ni mete las narices. Google Wallet en cambio intenta ser un intermediario, gestionando los pagos por si mismo. Incluso te proporciona una tarjeta virtual creada por la misma Google, a la que puedes cargar pagos que posteriormente sean cargados a tus tarjetas reales. ¡Incluso puedes tener un balance en tu cuenta de Google Wallet y almacenar dinero, prácticamente equivalente a una pequeña cuenta de banco!
Estos últimos detalles no son irrelevantes y no tienen sólo que ver con la privacidad. La consecuencia del modelo elegido por Google es que los bancos y las redes de tarjetas no tienen grandes incentivos para apoyarlo, cuando no a verlo como un competidor directo. No ha habido grandes bancos asociados a Google Wallet, ninguno está desesperado por su falta de popularización.
Apple ha sabido comprender que el sistema financiero sólo aceptaría una solución para pagos con teléfono móvil que les incluya, y no pretenda quitarles del medio o ignorarles. Visa ha tenido alrededor de mil personas trabajando en Apple Pay y en la adaptación al modelo de tokenización, y el banco JPMorgan 300. Es más, las redes de tarjetas y los bancos de EE.UU están poniendo anuncios en la televisión para animar a la gente a usar Apple Pay con ellos. Literalmente, están haciendo publicidad, ¡gratis!, a Apple, y además están facilitando a las empresas la renovación de terminales de pago que incluyan soporte NFC.
En resumidas cuentas, Apple Pay parece haber atajado el importantísimo problema circular que tienen los pagos NFC: no pueden usarse masivamente por escasez de terminales NFC en el mundo real, y al mismo tiempo hay una escasez de terminales NFC debido a la escasez de gente interesada en usarlo. Han sabido diseñar un buen sistema de pagos y, al mismo tiempo, han sido capaces de colaborar con el sistema financiero y encontrar una solución que haga que la adopción masiva de Apple Pay sea beneficiosa para todas las partes. Todo ello sin dejarse chantajear por las operadoras, tan interesadas en controlar todo lo que circula por sus redes, y con una interfaz sencilla. Digan lo que digan, es un producto bien hecho, y es muy posible que sea el detonante que haga avanzar los pagos NFC, incluso en España. Y entonces la gente dirá que Apple ha inventado los pagos NFC, guste o no.
Hay que empezar diciendo que hay mucha confusión sobre qué son exactamente los pagos móviles vía NFC. Muchos -Apple la primera- se empeñan en describirlo como algo de ciencia ficción, vanguardia tecnológica que casi debería hacernos llorar de emoción al usarla. Hay que dejarse de tanto humo: esto no es más que pagar las cosas, pero de otra manera. Pagar cosas no es emocionante, y no lo será nunca. En rigor, Apple Pay no es más que una manera de automatizar el uso de tarjetas de crédito, y el grandioso progreso que puede traer a la vida diaria es el de no cargar en el bolsillo con tarjetitas de plástico y/o dinero en efectivo: algo más bien poco importante. Los pagos NFC son una mejora marginal, una pequeña comodidad añadida, no una revolución.
Respecto a la fama de inventor, puede que los pagos NFC ya estén inventados, pero aparte del este asiático y otros países anecdóticos, apenas están extendidos, y desde luego estamos lejísimos de ver un país en el que una generación de niños crezca sin saber qué es una moneda. EE.UU., el imperio del consumo, no es una excepción. Quien popularice el uso de pagos telefónicos vía NFC será considerado allí como su inventor, guste o no.
Yendo al grano: ¿Qué tiene Apple Pay de interesante? Lo que más destaca es su seguridad y anonimato. En el mundo actual las empresas hay robos de millones de tarjetas que pueden usarse para fraude (especialmente en EE.UU., donde aun usan tarjetas de banda magnética). Para solucionar ese y otros problemas Apple Pay usa algo llamado "tokenización" (que también utiliza Google Wallet). Al activar una tarjeta, la red de tarjetas genera un número aleatorio, el "token". Este token se utiliza como identificador para hacer transacciones en lugar del número de tarjeta, evitando que las empresas tengan los números de tarjeta de sus clientes, e impidiendo así que alguien pueda robarlos y cargar gastos a la tarjeta.
Naturalmente, la mejora no está tan sólo en cambiar un número de tarjeta por uno de token, de ser así los atacantes pasarían a cargar pagos al token. La mejora está en que no es posible hacer una transacción sólo con el token, es necesario también un código específico llamado criptograma. Este criptograma, que posteriormente es cifrado con claves públicas proporcionadas por la red de pagos, incluye varios datos, entre ellos uno que identifique al dispositivo que usa el token. Pero además, cada criptograma sólo es válido para una transacción. El objetivo es que cada token sólo pueda usarse con una tarjeta determinada y con un dispositivo determinado para una transacción determinada. Los ataques a las bases de datos de las empresas pasan a ser inútiles, los datos extraídos de ahí no valen para nada, la única manera de cargar pagos ilícitos es atacar el teléfono de los usuarios e intentar conseguir el token y las claves asociadas, que ya de por si no es fácil. Atacar a millones de usuarios pasará a ser prácticamente imposible.
La implementación de todo este sistema en el iPhone se hace en gran medida en dos chips de hardware, uno de ellos el Secure Element, un chip para hacer pagos seguros utilizado en muchos dispositivos, como sensores NFC. Este chip almacena la información del token de las tarjetas de crédito y las claves de las redes de pago. El otro chip es el Security Enclave, específico de Apple (y que curiosamente funciona con un microkernel L4), dedicado a almacenar y procesar información crítica, como la identificación de las huellas dactilares de Touch ID. El encargado de hacer la transacción, a través del sensor NFC, es el Secure Element, pero sólo permite hacer pagos si lo confirma el Security Enclave, algo que hace tras comprobar que la huella dactilar del Touch ID se corresponde con las que tiene almacenadas. Todo el proceso del pago se hace por hardware, la CPU del iPhone jamás procesa datos sobre tokens o claves de ningún tipo, lo cual dificulta conseguir esos datos fácilmente mediante vulnerabilidades en iOS (el Secure Element no se puede acceder directamente).
¿Dónde están las ventajas sobre Google Wallet? Una de las más importantes es que muchas multinacionales de telecomunicaciones han vetado el chip Secure Element de los teléfonos que venden: quieren que el chip esté en la tarjeta SIM y así abusar de su posición para crear sus propias plataformas de pagos y controlar el sector . Esto no es culpa de Google, pero es consecuencia del modelo de Android, y Google Wallet se ha visto obligado a incorporar una implementación de un Secure Element virtual por software que puede conectarse a un Secure Element "real" que está en la nube de Google Wallet. Este ha sido uno de los principales obstáculos de Google Wallet. Apple, en cambio, controla su hardware, así que añade un chip Secure Element y punto, sin que nadie rechiste.
Aparte de esto, ¿dónde están la ventaja de Apple Pay? ¿No tiene Google Wallet también tokenización? Si, pero Apple Pay tiene aquí otra ventaja: la privacidad. En Apple Pay el número de tarjeta de crédito o los detalles completos de la transacción no están disponibles ni en el iPhone ni en los servidores de Apple Pay, ni se utilizan en ningún momento a lo largo de una transacción, ni Apple sabe ni puede saber nada de lo que compras en ningún momento. Con Google Wallet, Google tiene acceso a tus números de tus tarjetas de crédito -puedes verlas en la web- y a todas tus transacciones: datos que Google accederá sin complejos para personalizar anuncios. A grandes rasgos, Apple Pay sólo es un wrapper del sistema financiero actual, proporciona lo necesario para que las tarjetas de crédito hagan pagos NFC, pero más allá de facilitar el pago no se mete ni mete las narices. Google Wallet en cambio intenta ser un intermediario, gestionando los pagos por si mismo. Incluso te proporciona una tarjeta virtual creada por la misma Google, a la que puedes cargar pagos que posteriormente sean cargados a tus tarjetas reales. ¡Incluso puedes tener un balance en tu cuenta de Google Wallet y almacenar dinero, prácticamente equivalente a una pequeña cuenta de banco!
Estos últimos detalles no son irrelevantes y no tienen sólo que ver con la privacidad. La consecuencia del modelo elegido por Google es que los bancos y las redes de tarjetas no tienen grandes incentivos para apoyarlo, cuando no a verlo como un competidor directo. No ha habido grandes bancos asociados a Google Wallet, ninguno está desesperado por su falta de popularización.
Apple ha sabido comprender que el sistema financiero sólo aceptaría una solución para pagos con teléfono móvil que les incluya, y no pretenda quitarles del medio o ignorarles. Visa ha tenido alrededor de mil personas trabajando en Apple Pay y en la adaptación al modelo de tokenización, y el banco JPMorgan 300. Es más, las redes de tarjetas y los bancos de EE.UU están poniendo anuncios en la televisión para animar a la gente a usar Apple Pay con ellos. Literalmente, están haciendo publicidad, ¡gratis!, a Apple, y además están facilitando a las empresas la renovación de terminales de pago que incluyan soporte NFC.
En resumidas cuentas, Apple Pay parece haber atajado el importantísimo problema circular que tienen los pagos NFC: no pueden usarse masivamente por escasez de terminales NFC en el mundo real, y al mismo tiempo hay una escasez de terminales NFC debido a la escasez de gente interesada en usarlo. Han sabido diseñar un buen sistema de pagos y, al mismo tiempo, han sido capaces de colaborar con el sistema financiero y encontrar una solución que haga que la adopción masiva de Apple Pay sea beneficiosa para todas las partes. Todo ello sin dejarse chantajear por las operadoras, tan interesadas en controlar todo lo que circula por sus redes, y con una interfaz sencilla. Digan lo que digan, es un producto bien hecho, y es muy posible que sea el detonante que haga avanzar los pagos NFC, incluso en España. Y entonces la gente dirá que Apple ha inventado los pagos NFC, guste o no.
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