Parece que Windows Phone 8 mandará a paseo Windows CE y utilizará el núcleo NT de Windows 8. Con lo cual se cierra el círculo, y se completa la transición en los teléfonos móviles de los sistemas operativos embebidos a sistemas operativos de propósito general. O sea, a sistemas operativos de verdad. Portados a ARM, claro.
Bueno, queda Blackberry, pero no durarán mucho.
La tardanza de la transición de Windows Phone a núcleo NT (y no sólo el núcleo, sino a Windows 8 entero) dice muchas cosas de Microsoft y ninguna buena. La primera, que Steve Ballmer merece ser ganador del premio a la que tal vez merezca ser considerada la pifia mental de la década: Partiendo de un monopolio absoluto, avasallador e incontestable en su plataforma de PCs, y de un saludabilísimo ecosistema de software y cuota de mercado en smartphones con Windows CE, arrégleselas para, teniendo que afrontar un nuevo formato de hardware, diseñar un SO que no permita la reutilización de gran parte de código (no-.NET) escrito para ambas plataformas. Al olvidarse de Windows CE y pasarse a Windows 8, lo más probable es que permitan la ejecución de código nativo (WinRT), pero han perdido unos años preciosos en los que han permitido que montones de programadores huyan a las tiendas de aplicaciones de los rivales.
Otra cosa que confirma este cambio es la lentitud glacial de desarrollo presente ya en todos los productos de Microsoft. Vale, no tenían un sistema NT portado a ARM. Vale, no tenían buen soporte para pantallas táctiles, ni una interfaz de usuario optimizada para ello. Vale, la revolución táctil les pilló desprevenidos. Tenían, sin embargo, talento a patadas para solucionar sus problemas: compilador y toolchain ARM funcionales, port ARM del núcleo Windows CE del que reusar código, ideas y drivers para NT. En cuanto a lo táctil, llevaban años dando la lata con que las tabletas eran el formato de hardware del futuro, habían gastado millones y millones en R&D de este tema, e incluso tenían un sistema táctil -Surface- funcional y en venta desde 2007. Con estos precedentes e inmensurables recursos monetarios y humanos, no debería haberles costado mucho incorporarse a la carrera.
¿Qué demonios han estado haciendo todo ese tiempo? Por dios, con excepción del soporte de ARM del kernel/toolchain y de Webkit, en ese mismo tiempo Android prácticamente ha sido escrito de cero, se ha convertido en líder de cuota de mercado por delante de Apple, y le sobra tiempo para tomarse un cafe. En cambio Windows Phone 7 ya tiene dos años desde que se presentó al público por primera vez, y ya entonces iban retrasados.
No es sorpresa que las ventas del Lumia no hayan sido precisamente revolucionarias: alrededor de 1 millón, considerado como buen comienzo por muchos analistas pero, además de dudosas, son una sombra comparado con iOS/Android. ¡Año y medio después de empezar a venderse teléfonos con Windows Phone 7, Microsoft sigue vendiendo cada trimestre más teléfonos con Windows Mobile 6 que con la plataforma destinada a sustituirlo! Un ex-ejecutivo de Nokia -proMaemo y resentido con Elop, todo sea dicho- que conoce bien los entresijos de la compañía incluso piensa que se han vendido más N9 que Lumia.
Incluso con las desventajas actuales, la unificación del entorno de desarrollo de Windows 8, Windows Phone 8 y Xbox será un gran punto a favor de Microsoft. Pero apuesto a que seguirán ingresando más dinero con las licencias de patentes a vendedores de teléfonos de Android que de Windows Phone.
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