Desde hace un tiempo se llevan viendo por ahí artículos que argumentan que el mercado bursátil del sector tecnológico está viviendo una nueva burbuja, como la que explotó en el 2000. El último periódico con renombre que se ha apuntado a la teoría es el New York Times. El motivo de las teorías es que hay varias empresas de Silicon Valley que están valoradas por las nubes, a pesar de que sólo tienen pérdidas y perspectivas dudosas de generar grandes beneficios a largo plazo. El ejemplo canónico, Twitter.
Si bien es cierto que muchas de esas empresas tienen pinta de estar muy sobrevaloradas, me cuesta mucho creer que estemos ante una burbuja tecnológica similar a la del 2000.
En primer lugar, el alza de la bolsa no es exclusivo al sector tecnológico. Durante el 2013 ha habido un alza generalizada en las bolsas, uno de los temas que no dejan de repetirse en los medios es que los valores de la bolsa están muy sobrevalorados. Un crash no sería, por tanto, un crash del sector tecnológico en particular, sino de la economía en general, como lo fue el del 2008-2009.
En segundo lugar, las huchas de las compañías estadounidenses están a rebosar, en récords históricos. Y de todas las compañías estadounidenses, las del sector tecnológico -Apple, Microsoft, Google, Cisco, Oracle, Qualcomm- dominan la lista de los 10 primeros. Que yo sepa, esto no fue así en la anterior burbuja. Si hubiera un nuevo crash tecnológico la cabeza del sector se mantendría en pie, y tiene dinero de sobra para aguantar una tormenta, comprar compañías interesantes en quiebra y reestructurar el sector por si misma.
En tercer lugar, los datos anteriores demuestran que el sector tecnológico es uno de los sectores clave de la economía estadounidense, ya no es un sector que sólo ofrece promesas vagas de beneficios a largo plazo fundamentadas en expectativas sacadas de películas de ciencia ficción, sino uno que ofrece resultados. No es un mero castillo en el aire, es un sector con gente que sabe hacer dinero.
En cuarto lugar, hoy en día Internet permite ganar dinero. Uno de los grandes cuellos de botella de Internet son las limitaciones para ejercer la oferta y la demanda. Es una de las razones por las que actualmente predominan los servicios gratuitos financiados con publicidad. Sin embargo, la publicidad ha demostrado su viabilidad. Se dijo de Facebook que no sería capaz de financiar sus gastos, pero lo cierto es que parece irles bastante bien. No hay razones para creer a estas alturas que un sistema de financiación que funciona bien para unas compañías de Internet no vaya a funcionar para otras. Y además de los anuncios, queda el comercio online mediante pago con tarjeta de crédito, paypal, bitcoin, app stores, etc; que ha aumentado significativamente en los últimos años. Sigue faltando flexibilidad para ejercer la oferta y la demanda, pero no estamos en los extremos de la burbuja anterior, donde tanto el comercio online como la financiación mediante anuncios estaban en pañales.
En resumen, que algunas compañías sobrevaloradas tendrán que reajustarse y a nadie le cabe duda de que hay especulación rampante (¿hay algún rincón del mundo donde no lo haya?), pero no creo que estemos al borde de una burbuja tecnológica que amenace con arrasar el sector.
Interesante...
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